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Jesús sana al hijo de un noble, Jn 4:46-54

Jn 4:51-54 “Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. Esta segunda señal hizo Jesús cuando fue de Judea a Galilea" 

El milagro que el padre pidió, había sido realizado. Lo impensado sucedió. Juan, narra éste milagro para demostrar que Jesucristo es capaz de hacer milagros sin estar físicamente. Para él no hay distancia, ni hay imposibles. El testimonio de los siervos sobre la hora en que el muchacho quedó sano, sirvió para confirmar la palabra del Señor Jesucristo.

A consecuencia de la sanidad del muchacho, toda la familia del oficial del rey creyó en Jesucristo como el Mesías, el Hijo de Dios. El “agua viva” que tomó, fue una “fuente que saltó” para bendecir a su casa.

Juan nos dice que ésta es la segunda señal de Jesucristo. La función que tiene una “señal” es de apuntar a un blanco. Los hombres buscan las señales, pero no a quién las hace: a Jesús el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, el Mesías. Jesucristo dijo: “Les aseguro que ustedes me buscan porque comieron hasta llenarse, y no porque hayan entendido las señales milagrosas (Jn 6:36, DHH).