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El paralítico de Betesda 5:1-27, La autoridad del Hijo, Jn 5: 19-29 

Jn 5:28-29 “No os maravilléis de esto, porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación"

Juan, en los versículos anteriores, ha empleado la palabra “muerto” en sentido espiritual. Ahora lo utiliza en sentido literal. Aquí nos habla de las dos resurrecciones por venir. “Vendrá hora”, es decir, no la hora presente con la promesa de la vida eterna, sino la hora futura en que todos los muertos físicamente “saldrán” de sus sepulcros para presentarse ante el “Hijo del Hombre” y ser juzgados por sus actos mientras tenían vida física. Unos irán a resurrección de vida y otros a resurrección de condenación. Jesús lo dijo: “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta… que lleva a la perdición; … porque estrecha es la puerta… que lleva a la vida…” (Mt. 7:13,14). Quien llevará a cabo el juicio y pronunciará la sentencia final es el Hijo del Hombre, el Mesías, el Cristo.

Para meditar: Es importante recapacitar sobre la vida futura, la eternidad. Lo que suceda al hombre en la otra vida (futura), está ligado a lo que hace en esta (presente) vida. Todo hombre escuchará la voz del Hijo del Hombre, aunque en esta vida se haya rehusado a oírla. Cada ser humano es responsable por sus propios actos. Los cristianos, tenemos la promesa de que compareceremos ante el bimá de Cristo para ser premiados (bimá, es un sitio de premiación): “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal(bimá) de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2ª Cor 5:10)

Es imprescindible saber que quien no comparezca ante el tribunal de Cristo, comparecerá ante el trono blanco para condenación..