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Cuatro testimonios en favor de Cristo, 5:33-47
3) El Padre 5:37,38
 

Jn 5:37-38 “También el Padre que me envió a dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envío vosotros no creéis"

Texto Doctrinal: Se encuentra aquí uno de los pasajes más profundos con respecto a la persona de Dios Padre. Hablamos del testimonio del invisible Dios, pero que mora en los corazones de los hombres que aceptan a Jesús como el Mesías. A Dios nadie le ha visto jamás (Jn 1:18). Dios es espíritu (Jn. 4:24). No tiene cuerpo ni forma de nada (Dt, 4:12). Nadie ha escuchado su voz audible. En el Antiguo Testamento hay referencias sobre personajes que hablaron con él, como en el caso de Jacob (Gn 33:24-30); Moisés (Ex. 3:4; 19:3); Isaías (Is. 38:4), por mencionar algunos. En el Nuevo Testamento se escuchó su voz cuando fue bautizado Jesús (Mt. 3:17) y en el monte de la transfiguración (Lc. 9:35). Sin embargo, el hecho no asegura que los hombres hayan escuchado la voz audible de Dios, sino más bien el conocimiento que tenían de él. Es esa voz interna que los cristianos escuchamos.

La explicación se encuentra en el mismo versículo: “porque a quien él envío vosotros no creéis. La versión TLA dice: “Mi Padre me ha enviado, y él también habla bien de mí. Lo que pasa es que ustedes nunca lo han oído hablar, ni lo han visto cara a cara. Ustedes no aceptan su mensaje, pues no han creído en mí, que he sido enviado por él”. Muchos nunca podrán ver a Dios, ni escuchar su voz, pues no aceptan a Jesús como el Mesías prometido.