Luego de percatarse que había venido a él gran multitud, Jesús siente compasión por ellos, misma que se traduce en un deseo por suplir su hambre. “¿De dónde compraremos pan para que coman estos?”. Es de notarse en Cristo, que la compasión fue uno de sus distintivos a lo largo de su ministerio; metafóricamente, veía a las multitudes como ovejas que no tienen pastor (Mt 9:36). De allí su fuerte deseo de salvar a la humanidad, al grado de entregar su vida por ella.
La pregunta de Cristo a Felipe, cobra un interés inusitado, ya que Juan declara que lo hizo con la intención de probarle, ya que Jesús “sabía lo que había de hacer”.
No se encuentra en el texto alguna razón específica del por qué Jesús le pregunta directamente a Felipe, ya que, al igual que los demás, Felipe fue testigo de sus milagros anteriores. En cambio, si es de notar que Jesús lanza una pregunta, cuya respuesta, gira en torno a la fe y confianza hacia él. La respuesta de Felipe es de esperarse, puesto que su humanidad responde mencionando un imposible. Sin embargo, su fe y confianza en Jesús no eran las adecuadas, por eso no alcanza a ver que lo imposible es lo que posibilita a Cristo para actuar con una señal más. “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios” (Lc 18:27b)
Para meditar: Los seguidores de Jesús hemos de entender que él se especializa en intervenir en nuestros momentos de mayor perplejidad, cuando los recursos y posibilidades a nuestro alrededor se agotan y hemos de acudir en fe y confianza a Jesús. Él siempre está.
Sin embargo, la intención de Cristo al darle pan a una multitud, es lo que llamaríamos una pequeña introducción, para un tema que más adelante compartirá con sus seguidores, y que es sumamente importante: el pan de vida.