Jesús expresa su reconocimiento que los judíos, efectivamente son descendientes de Abraham, lo interesante aquí, es que, aun así, procuran matarlo. Abraham es el padre del hijo de la promesa, a través de cuya descendencia vendría el Mesías; suponemos entonces que sus descendientes entenderían el momento o época en que el Mesías, de acuerdo a las profecías, haría su aparición, pero no fue así, al contrario, ellos quieren matarlo. La razón es simple: “porque mi palabra no halla cabida en vosotros”; un corazón entenebrecido por el pecado, y sentimientos contra quien proclama la verdad, no tiene espacio para la razón.
El sentido del versículo 38 deja ver una discordancia entre dos padres: el Padre de Jesús y el padre de los judíos. Así mismo Jesús declara que sus palabras, provienen de lo que él ve cerca de su Padre; y que los judíos hacen, lo que oyen cerca de su padre. Sabemos quién es el Padre de Jesús, pero no tratemos de adivinar quién es el padre de los judíos, mejor que lo hagan ellos; pero por aquello de las dudas, Jesús les dice quién su padre (v. 44).