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Sois de vuestro padre el diablo, Juan 8:39-47  

Jn 8:41-43 “Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra”

En la primera frase del versículo 41, Jesús les deja bien en claro que ellos no son hijos de Abraham, sus obras son características de otro, no del padre de la fe. Ante ello, sus enemigos se defienden con una declaración netamente ofensiva hacia Jesús: “Nosotros no somos nacidos de fornicación”, le echan en cara su nacimiento sobrenatural que, claro, de ninguna manera lo comprendían. Al no haber estado casada María, la madre de Jesús, ellos le atribuían su embarazo a un acto de adulterio. Ignoraban completamente, ya más por necedad que por mera ignorancia, el milagro de la encarnación del Verbo. A pesar de la ofensa, se ve a un Jesús ecuánime, tranquilo, que no pierde el curso de su enseñanza.

Y para terminar pronto, Jesús responde: “Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais”, porque Jesús mismo procede del Dios del cual ellos están hablando, ¿es su padre?, también es el mío, ese Dios al cual ustedes apelan como padre, es mi Padre también, entonces, “¿Por qué no entendéis mi lenguaje?”, es decir, ¿Por qué no hablamos el mismo idioma? Si somos hijos del mismo padre. Porque están tan cegados, tan absortos en sus razonamientos falsos que, tristemente, no han escuchado una sola palabra de lo que les vengo hablando.