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Ceguera espiritual, Jn 9:35-41  

Jn 9:40-41 “Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendrías pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece"

Algunos fariseos habían estado escuchando la conversación de Jesús con el hombre sanado. Quizá ellos pensaban que el maestro se refería a ellos cuando habló acerca de los ciegos espirituales (v. 39) así que Jesús les respondió con ironía.

Ellos no recibieron la luz que Jesús ofreció. Fueron sabios a sus propios ojos, pero en realidad eran necios (Prov 26:12). Su pecado de incredulidad permaneció con ellos y continuaron en su pecado bajo la condenación de la ira de Dios (Jn 3:36). La luz hace que algunos vean, pero a otros los ciega. Así, la revelación de Jesús tuvo los mismos efectos.

Para meditar: El Señor hace responsables de las verdades a todos aquellos que han sido expuestos ante ella, por eso la palabra de Dios menciona: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;” (Dt. 6:6). Que importante es estar atentos a lo que el Señor habla a través de su palabra para tomar las acciones necesarias y hacerlas como un estilo de vida. Finalmente, aquel hombre ciego que fue sanado por Jesús emergió de las páginas del evangelio de Juan como una de las figuras más atractivas en los cuatro evangelios. La confrontación de los fariseos con el hombre sanado en los versículos 24 hasta el versículo 34 es uno de los diálogos más inteligentes descritos en el Nuevo Testamento.