Al decir Jesús: “Cuando el fuerte”, en el griego, no aparece el vocablo “hombre” pero se da a entender. El diablo es caracterizado como un fuerte que tiene sus armas, que ejerce autoridad y da control, pero hay uno más fuerte que le quita su armamento con el que ejercía su poder, lo humilla y lo vence. Después reparte el botín. No había algo más humillante para un guerrero que su propia armadura cayera en manos del enemigo, pues era el símbolo de su poder y casta; el guerrero era conocido por su valentía y la armadura era símbolo de su valor. El palacio ahora está bajo el dominio del más fuerte, en este caso, el “reino” del diablo ha sido subyugado por el “Reino” de Cristo que se ha acercado.
Para meditar: Ahora disfrutamos el botín, que es la libertad y poder que nos da nuestro Señor. La expresión del Maestro es contundente: si uno no está dentro de su Reino, está en contra de él. Si la persona no recoge con Cristo, desparrama contra de él, pues se está de lado del hombre vencido, del diablo. No hay medias tintas