Parábola de la semilla de mostaza y la levadura, Lc 13:18-21 (Mt 13:31-32; Mr 4:30-32)  

Lc 13:18-20 “Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé? 20Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios?”.

“El reino de Dios” Jesús proclama el Reino de Dios como un acontecimiento. Uno que se esperaba (Mt 6:10; Mr 14:25; Lc 6:20-21), pero que a la vez “se había acercado” (Lc 10:11), por lo tanto, Jesús vivió la expectación de la cercanía. El futuro y cósmico Reino de Dios existe ya, como un acontecimiento en Jesús, especialmente en sus milagros.

La coexistencia de enunciados acerca del presente y acerca del futuro se observa también en el judaísmo. Los rabinos piensan primeramente en la continuidad del reinado de Dios en la historia hasta el éschaton (últimos días), pero al mismo tiempo contemplan el reinado de Dios como una realidad históricamente eficaz en la recitación de la confesión de fe (Shemá) y en la observancia de la Ley.

El βασιλεία τοῦ Θεοῦ (Reino de Dios) no solo es el reinado de Dios en sentido funcional, sino también un espacio particular en el que uno puede entrar.1

Las comparaciones de Jesús se enfocaban más a la realidad presente y a darle forma concreta al amor de Dios. Eran una proclamación y una invitación para el oyente.

1 Diccionario Exegético del Nuevo Testamento, s.v. “βασιλεία”