¡Qué decepción sintió el amo al conocer la deslealtad de su mayordomo! Como cuando Dios le preguntó a Adán y a Eva por qué se escondían, o cuando le preguntó a Caín por su hermano Abel. Se puede entender que fue acusado de malgastar la riqueza de su amo, sin embargo, este hombre no se defendió o negó los actos de que le acusaban, como se dice “el que calla otorga” aceptaba como verídicos las acciones que se decían de él.