Lucas concluye esta sección de controversias entre el Señor Jesús y sus adversarios con una pregunta retórica planteada por Jesús a todos los presentes. La interrogante tenía que ver con la naturaleza del Cristo, o sea, quién era el Cristo de acuerdo a las Escrituras.
El Señor toma como referencia el Salmo 110:1. El Mesías, según la creencia de los judíos, sería un hijo o descendiente de David. Sin embargo, en dicho Salmo David le llama Señor. La pregunta era, ¿Cómo David le llama Señor a un descendiente? Jesús no responde a la pregunta pero espera que los oyentes perciban que la respuesta estaba presente delante de ellos. El apóstol Pablo aporta más luz sobre la naturaleza de Cristo como un descendiente de David y como Hijo de Dios declarado por el poder de su resurrección (Romanos 1:3,4).
La palabra “Señor” es la traducción en la LXX del griego “jo kúrios” que a su vez, representa la palabra hebrea Yahveh, el Nombre sagrado de Dios. La expresión “a mi Señor” representa la misma palabra en la LXX pero en el hebreo se usa Adonai. Ésta última palabra aunque implicaba “dignidad”, para los judíos del primer siglo, nunca la interpretaban como refiriéndose al Mesías.