Cuando las personas son confrontadas por la palabra de Dios y en el poder del Espíritu Santo, como fue el caso de los asistentes a la campaña masiva de Juan el Bautista, los resultados son palpables y por supuesto que hay respuestas positivas. “Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos?”, para responder a esta pregunta crucial Juan les pone algunos ejemplos de cambio de vida.
A tres estratos sociales les comparte posibles cambios en sus vidas: a los ricos, a los publicanos y a un grupo de soldados, las élites de poder y de autoridad presentes son confrontadas por este mensajero del Señor. Si empezaban a hacer pequeñas acciones como la de dar una túnica al que no tenía ninguna, si no ponían cargas pesadas sobre sus discípulos y si renunciaban al soborno, esto sería testimonio suficiente para mostrar un verdadero cambio en sus vidas y que no estaban acudiendo a una ceremonia de bautismo sólo porque querían cumplir un rito religioso, ni porque Juan era el predicador de moda del momento; al contrario, esas acciones mostrarían genuinos frutos del arrepentimiento.