Los fariseos intentaron destruir la reputación del Señor llamándolo “amigo de publicanos y pecadores” (Mt 11:19) ; no obstante, al saber que Jesús escoge a uno de ellos como su discípulo y que este a su vez le invita a su casa para ofrecerle un banquete fue algo que no pudieron soportar y lanzaron sus críticas hacia los discípulos. Mateo Henry dice: “fue una maravilla de su gracia el que tan pacientemente aguantase tal contradicción de pecadores contra sí mismo (Heb 12:3), y contra sus discípulos (Vr 30). Notemos que Jesús no respondió con expresiones de resentimiento, sino con exposición de razones (Vs. 31,32) compare con (1P 3:15).”
A los fariseos les escandalizaba que Jesús se juntara con publicanos y pecadores por el simple hecho de ignorar la gracia de Dios para con todos los hombres y que justamente ellos eran los más necesitados de perdón y aceptación. Para explicarlo usó la ilustración del médico y los enfermos, considerando a todos los reunidos a la mesa como tales, y así mismo como el médico para ellos. La expresión: “No tienen necesidad de médico” no significa que los fariseos no necesitaban sanidad espiritual, más bien señala que solo se pueden tratar a quienes sí las reconocen; por lo tanto los fariseos no acudirían por ayuda ya que se consideraban a sí mismos personas justas.
Jesús dejó muy en claro que su invitación a la salvación no se ofrece a “los justos”, es decir, a aquellos que se consideran buenos, sino a los que se consideran indignos y que están en gran necesidad. Qué diferencia entre Jesús y los fariseos: Jesús buscaba a los pecadores, mientras que los fariseos hacían todo lo posible por evitarlos.