Lc 9:3 “Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas” 

El mensaje de los doce tenía que separarse de lo material, habrían de ir sin nada extra, nada para el camino, cada día y cada hora deberían depender de la fe en quien les envió. Pablo lo enseña bien cuando dice “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). El que predica el evangelio en realidad debe ser sostenido por su ministerio (Lc. 10:7). Los que obedecen a su llamado buscando hacer la voluntad de Dios, esos son dignos del salario que da ser obrero del Señor.

Seis grupos viajarían en seis direcciones distintas, unos comerían mejor que otros, algunos dormirían mejor que otros, alguien sería maltratado y otro sería enaltecido. La vida del creyente, su camino, será muy diferente a la de sus compañeros de milicia, pero estaría cumpliendo su misión tan bien como cualquiera. Aún dentro del par de apóstoles que iría por la misma senda habría discrepancia de experiencias, pero al igual que su colega de misión, estarían cumpliendo con el propósito de predicar la Palabra, nadie sería menos ni más.