La entrada triunfal, Mr 11:1-11 (Mt 21:1-11; Lc 19:28-40; Jn 12:12-19) 

Mr 11:2-7 “y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá. Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino? Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron. Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él.” 

Todo lo que el Señor hizo tuvo sentido. Nada de lo que pasa en este mundo está fuera de su control. Él es soberano (Col 1:16). El Señor envío dos de sus discípulos con instrucciones precisas y muy claras. No deja nada para la casualidad y Él mismo se encarga de que todo sucediera conforme a lo que había predicho el profeta Zacarías: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna” (Zac 9:9). Así que los dos discípulos se adelantaron en busca del pollino descrito por Jesús y no por un caballo como ellos lo hubieran imaginado. De haber sido así, entonces todos pensarían que el Mesías era un libertador político en vez de un Rey humilde, pacífico y libertador espiritual. Un caballo hubiera sido mal interpretado por una sociedad hambrienta de justicia.

Algunos piensan que el dueño del pollino pudo haber sido un seguidor de Jesús, dado que su fama se había extendido por toda Galilea desde que inició su ministerio (Lc.4:14,15). Aquel propietario del pollino al saber que el Maestro los había enviado no dudó en prestarlo. Por lo tanto, desataron al pollino, lo trajeron a Jesús y honraron al Mesías poniendo sus mantos sobre aquella humilde bestia de carga.

La palabra “Id” proviene del griego “hypagete” que significa ir; y en su sentido más amplio quiere decir “vayan a una comisión hasta verla realizada”. Como lo es el caso cuando Jesús dijo: “Id por todo el mundo…” (Mt 28:19). La orden fue de ir al pueblo que estaba delante de ellos, y debían hacerlo, aunque la encomienda parecía imposible. Recordemos que Jesús empleó en algunas ocasiones la misma palabra de “Id” con el fin de, dejar claro que Él es quien tiene el poder de darnos indicaciones y que no es una opción, sino un mandato.

Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, Es verdad que somos nosotros quienes necesitamos de Jesús en nuestra vida, pero ahora Jesús requería de los seres humanos. Los recursos que Dios nos ha dado son numerosos, y deben estar disponibles cuando Él los solicite. Él es Señor de todas las cosas y “por medio de él fueron creadas todas las cosas”. La palabra “Señor”, deriva del griego “kirios” combina dos elementos: poder y autoridad.

Para meditar: tener a un burrito amarrado en el filo de un portal sobre la calle puede parecer extraño porque en aquellos lugares se acostumbraba dejar a los animales dentro de los corrales. Así, vemos que cuando el plan divino entra en acción todas las circunstancias y elementos que se necesitan son provistos por medios insólitos, esto para bendecir a una persona o un proyecto que se deba realizar.

La biblia dice que “Jesús envió a dos de sus discípulos”. La palabra “envió” que se emplea aquí viene del griego “apostelló” que significa: “enviar a alguien hacia un objetivo o propósito designado”. Algunos teólogos suponen que fueron Pedro y Juan las personas asignadas para este mandato, sin embargo la biblia no lo declara. Quienes hayan sido, recibieron indicaciones claras y específicas sobre lo que debían hacer, y prestamente obedecieron.