La venida del Hijo del Hombre, Mr 13:24-37 (Mt 24:29-35,42-44; Lc 21:25-36) 

Mr 13:24-27 “24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, 25 y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. 26 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. 27 Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.”   

Aunque algunos opinan que las señales en el cielo de las que habló Jesús en el versículo 24 y 25 podrían ser solo figuras literarias, cabe mencionar que la mayoría de los comentaristas bíblicos afirman que así sucederá literalmente, ya que, en el contexto bíblico se puede ver como las manifestaciones de Dios a veces conllevan fenómenos relacionados con la naturaleza. Dios cubrió de tinieblas el cielo durante la crucifixión (Mr 15:33). Dios detuvo la luna y el sol para ayudar al pueblo de Israel en una de sus batallas (Josué 10:13) y Dios, en un principio, creó las lumbreras y las puso para servir de señales a las estaciones, días y años (Gn 1:14).

Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria La palabra “entonces”, indica la culminación de una etapa, y se refiere precisamente a la terminación del período de la gran tribulación. La palabra “Hijo de Hombre” que se relaciona con Daniel 7:13,145 hace referencia a su deidad. Este evento marca el inicio de un nuevo reinado (Dn 7:27) que comparte con sus santos (Ap 2:26,27).

5 Earld D. Radmacher, Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia.