Jesús es ungido en Betania Mr 14: 3-11 (Mt 26:6-13; Jn 12:1-8) 

Mr 14:6-9 “6 Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho. 7 Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis. 8 Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. 9 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella” 

La intervención de Jesús fue puntual, así como la obra de aquella mujer. Sin duda que el ungimiento con el perfume fue un acto de amor y respeto, pero aquella mujer quizá nunca se imaginó el verdadero significado de su acción.

Los hechos en estos versículos resaltan lo siguiente: primero, la intervención de Jesús en favor de la mujer argumentando que esta obra anticipaba su cuerpo para la sepultura, lo cual fue una oportunidad para recordarles acerca de su muerte; segundo, siempre tendremos oportunidad para ayudar a los pobres, sin embargo, dado que Jesús moriría en los próximos días era necesario estar con el maestro antes de que fuera entregado; y tercero, este acontecimiento dejaría un legado por muchos años, y la obra de esta mujer seria conocida por muchas generaciones, hasta el día de hoy.

Para meditar: Hace más de doscientos años, John Newton, un ex comerciante de esclavos convertido al cristianismo, escribió uno de los himnos más famosos que jamás se haya escuchado; su obra titulada como “Sublime Gracia” ha sido escuchada por millones de creyentes en el mundo entero por varias centurias. Sin duda que Newton no tenía la menor intención de llegar a ser famoso con estas palabras, ni mucho menos pensó que lo recordarían por años al interpretar su obra. Más bien, se inspiró al ver como la gracia de Dios había guardado su vida, y que a pesar de ser un hombre pecador Dios lo amó con gran interés. John Newton expresó a través de frases y palabras su profunda devoción, amor y agradecimiento hacia Dios. Nos dejó un eterno legado de poesía inspirado en la bondad y la gracia de Dios, sin imaginarse el alcance y el efecto que tendría a través de los años. Lo mismo sucedió con la mujer que derramó el perfume sobre la cabeza del maestro, y está aconteciendo con muchos otros que a través de sus actos de bondad han sobrepasado sus intereses personales, y han dejando una huella imborrable en la historia de alguna persona, pueblo o nación. El nombre suyo tal vez no sea conocido por muchos, pero la obra de bondad que realice, está registrada en el libro de la vida.