La resurrección, Mr 16:1-8 (Mt 28:1-10; Lc 24:1-12; Jn 20:1-10) 

Mr 16:5-8 “Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron. Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron. Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo. Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo”. 

No fue sepultado nuestro Señor en una tumba que le perteneciera a Él o a su familia. Uno de sus discípulos, que lo seguía en secreto, pidió su cuerpo para darle sepultura y lo colocó en un “sepulcro” nuevo, labrado en la peña y que jamás había sido usado (Juan 19:38-40; Mateo 27:57-60). Al ser José de Arimatea un hombre rico, debió ser éste un lugar selecto, que tenía reservado para él y su familia. “Y cuando entraron en el sepulcro” La usanza de la época consistía en tumbas muy elaboradas que tenían una entrada con un pasaje a la sala de entierro y uno o varios nichos para poner el cadáver. Ya cuando el cuerpo se descomponía se pasaban los huesos a un osario.

Al entrar las mujeres “vieron a un joven sentado a lado derecho”. Del relato de Mateo 28:2-3 observamos que se trataba del ángel del Señor “cubierto de una larga ropa blanca”. Este color es principalmente un color celestial y por lo regular se menciona en pasajes de carácter escatológico y apocalíptico, por lo tanto, este joven es identificado como un ser celestial. Las mujeres al contemplar la visión “se espantaron”, en vista del carácter sobrenatural del personaje que testificó la resurrección del Nazareno.

“Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron. Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.”. El testimonio del ángel incluye como argumento de la resurrección, la tumba vacía y una encomienda del Señor a sus discípulos antes de morir (Mr 14:28). La mención de que Jesús iría delante de ellos a Galilea expresa que lo acontecido era cumplimiento a la palabra de Cristo. Él aseguró que subiría a Jerusalén donde sería entregado a los ancianos y muerto, pero cuando resucitara se les presentaría a ellos.

Nota doctrinal: La doctrina de la resurrección no está basada en relatos de terceras personas, ni en la fragancia de una tumba vacía, sino en la experiencia de los que vieron, oyeron, palparon y comprobaron que Jesús se levantó de los muertos venciendo a la muerte.

Para meditar: Aunque al principio, por el espanto que generó en ellas la visión del ángel, las mujeres ni decían nada a nadie que Jesús había resucitado, después compartieron las buenas nuevas a los discípulos de Cristo. A pesar de la incredulidad de los oyentes, no cambiaron su relato porque se basaba en la experiencia reveladora del Señor. Él había resucitado venciendo a la muerte. Lo que empezó como una búsqueda de Jesús para servirlo, terminó en la contemplación del mayor milagro. De igual forma, cuando buscamos al Maestro, deseando servirle, por seguro que contemplaremos milagros y aun los experimentaremos en nosotros mismos.

Jesús se aparece a María Magdalena, Mr 16:9-11 (Jn 20:11-18)

Textos Controversiales: algunos comentaristas afirman que el pasaje de Marcos 16:9-20 tan mencionado por el mundo pentecostal, no fue escrito por Marcos en su evangelio, porque no aparece en varios manuscritos antiguos. Pero, la Biblia de Estudio Pentecostal en el comentario de la Pag.1381 reconoce que “en algunos no, pero en otros sí, por tal motivo debe considerarse como parte de la inspirada Palabra de Dios”. La Biblia de estudio MacArthur enlista las críticas y termina diciendo en la Pag.1354: “A pesar de todas las consideraciones sobre la probable falsedad de esta sección, es posible que no sea así, y por consiguiente es bueno considerar el significado de este pasaje y dejarlo en el texto, siguiendo el ejemplo de Juan 7:53-8:11”