Llamamiento de Leví, Mr 2:13-17
(Mt 9.9-13; Lc 5.27-32) 

Mr 2:15-17 “Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido. Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. 

La reacción inmediata de Mateo es llevar a Jesús a su casa y brindar a sus amistades la oportunidad de experimentar el cambio y gozo que él está viviendo.

Ahora Cristo y sus discípulos se encuentran comiendo, compartiendo una misma mesa con lo más despreciado y señalado por la sociedad religiosa. Una vez más el maestro es criticado severamente; además de los escribas, ahora los fariseos también están presentes y no podían dar crédito a tal convivencia de Jesús con los publicanos y pecadores. Sin embargo, lo que Jesús miraba en los invitados de Mateo era sólo “enfermos” con necesidad de ser sanados y pecadores anhelando encontrar el perdón. (Los fariseos eran una secta de los judíos cuyo nombre hebreo “perusim” significa separados; se separaban de la gente común ya que pretendían observar rigurosamente la ley de Moisés con sus ordenanzas, ritos y ceremonias, ellos creían en la inmortalidad del alma, la resurrección del cuerpo y en la existencia de espíritus y ángeles. Se cree que la gran mayoría de los escribas eran fariseos).

La sabia y contundente respuesta del Señor está basada en que él nunca olvidó la voluntad del Padre y el motivo por el cual había venido, como dijo al estar en la mesa de otro publicano: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lc.19:10).