Jesús sana a un paralítico, Mr 2:1-12
(Mt 9.1-8; Lc 5.17-26) 

Mr 2:2 “E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aún a la puerta; y les predicaba la palabra”. 

La fama de Jesús se había extendido a tal grado, debido a sus extraordinarias enseñanzas acerca del reino de los cielos y de los milagros y prodigios que acompañaban a sus palabras, que las multitudes se informaban prestamente dónde estaba Jesús y acudían sin importar distancias. Sólo importaba encontrarse con Él.

Para meditar: Como cristianos, sabemos que Jesús está en su casa, en su templo, y que no siempre llegan las multitudes. Mucha gente nunca se ha interesado por saber dónde está Jesús, pero no es porque su poder haya menguado o su palabra cambiado, sino porque los afanes de este siglo están haciendo infructuosa la palabra en muchos corazones. El evangelio de Jesús sigue siendo poderoso para cambiar vidas y suplir las necesidades de todo ser humano. ¡Debemos darlo a conocer!