En el proceso de santificación, los seguidores del Señor con la trasformación por medio de las enseñanzas del Maestro, se preservarían de la contaminación del pecado (Levítico 2:13. Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal). También el maestro les recuerda los sacrificios del Antiguo Testamento de holocausto, en donde toda la ofrenda era totalmente consumida como olor grato a Dios (Levítico 1:9). Es decir la renuncia total al pecado y a la entrega total al Creador del universo.