El Maestro (Rabbí) constantemente dedica su tiempo para enseñar y formar a sus discípulos en los valores del reino de Dios; la enseñanza de la transfiguración servirá para fortalecer en ellos aspectos cristológicos y escatológicos vinculados a su persona. Por ello, la transfiguración ha de ser interpretada como una experiencia adelantada (escatológica) de la resurrección de Jesús, y será entonces cuando el silencio se tornará en proclamación a todos, cuando el Hijo del Hombre sea resucitado (anístemi) de entre los muertos (José Tomás Poe, Rubén O. Zorzoli, y Mario Martínez L., eds., Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 15. 128)