Mateo 18:7-9 “¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego”.  

Esta sección inicia con una expresión de lamento, !ay!, de acuerdo a su uso en las escrituras es un término que denota lástima o pena por las consecuencias que recibirá una persona por realizar ciertos actos, el ay es contrario a una bienaventuranza, el Señor Jesús lanzo muchos “ayes” especialmente a escribas y fariseos (Mt 23:13-29).

Hay una realidad dentro de la vida cristiana y es lo inevitable de los tropiezos, no es la voluntad de Dios que sus hijos vayan dando tumbos por la vida, sin embargo la naturaleza humana y el mundo que le rodea propician entornos favorables para que se den.

Otra forma por la que puede venir tropiezo a la vida de los creyente es por el mismo, sin que intervenga un tercero, ya que la maldad está en el corazón del hombre, es por ello que en este pasaje el Señor menciona la metáfora del cuerpo como causante de que en un momento dado le pueden hacer tropezar o retroceder en su fe, como aquellos pensamientos que se van anidando en la mente hasta que logran que se consuma el pecado (Mt. 5:28-30), no se trata de mutilar el cuerpo literalmente si no arrancar lo pecaminoso del corazón y las intenciones de la naturaleza humana.

Para Meditar: Tener una vida en intimidad con Dios es la única forma de estar alerta ante la posibilidad de tropezar, ya que es el único que conoce lo profundo del corazón, y es de ahí de donde se da origen a las acciones, el hombre mismo puede ser engañado por su propia opinión ( Jer.17:9), pero el Señor lo escudriña todo (1 R 8:39 ; Sal 26:2) y tiene el poder para revelarlo y regenerarlo.