La valentía y fe de Pedro serán puestas a prueba en este patio del sumo sacerdote. Sin saberlo, Simón se dirige a su caída espiritual. Pedro empieza a sentirse amenazado. Antes, había dicho que era capaz de morir por Jesús (Mt 26:35; Jn 13:37), ahora su valentía mengua. Su respuesta a la criada es tajante: ¡No lo soy!