La segunda parábola esclarece el carácter mezclado de los miembros del reino. Compara el crecimiento conjunto del trigo y la cizaña - (zizanion) grano falso, es un tipo de espiga que crece en el campo parecida al trigo. Sus semillas son venenosas para el hombre y los animales herbívoros produciendo náuseas, convulsiones e incluso la muerte-. Con esta metáfora se advierte sobre falsas enseñanzas y falsos creyentes dentro de la iglesia.
Juan Crisóstomo decía al respecto: “El Señor habló en la parábola anterior de aquellos que no reciben la palabra de Dios, y ahora habla de aquellos que la reciben alterada, porque es propio del demonio mezclar el error con la verdad”. (San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 46, 1).
A la par de los planes del maligno, se distingue también un desenlace, el tiempo de la siega -καιρός (kairós), periodo de tiempo definido desde la perspectiva divina.
Esta parábola está ligada a la parábola de la red, formando una tercia con la parábola del sembrador y en ellas se descubren las argucias del enemigo. En la parábola del sembrador es señalado como el maligno que arrebata la semilla, en la parábola de la cizaña es identificado como el enemigo de los hombres y en la parábola de la red su influencia provoca corrupción.