Con esta primera parábola, de una serie de siete, se anunció la llegada del reino de los cielos. A través de ella se revelaron los diferentes aspectos y verdades espirituales que deben manifestar todos aquellos que con sinceridad buscan hacer la voluntad de Dios. Sin embargo, no todo el que escuchaba la Palabra, entendió el real significado del discurso de nuestro Señor. Se requiere total disposición para tener plena conciencia espiritual y una perspectiva correcta de estas ilustraciones. Por ende, sólo los receptivos a la verdad comprenderían el mensaje.
Dentro del tercer discurso de Jesús (el primero fue El Sermón del Monte con las preciadas bienaventuranzas, Mateo 5 al 7; en el segundo, narrado en el Cap.10 habló respecto a la vocación y misión de los apóstoles, ). Los primeros cuatro relatos fueron dirigidos a la multitud, mostrando un aspecto general del reino y su crecimiento, así como el carácter de aquellos que lo componen.
Inmerso en un lenguaje figurado y bellamente estilizado, Jesús presentó a través de esta parábola la oportunidad de ser parte del reino, quedando de manifiesto que el grado de éxito depende del corazón humano.
Para Meditar: Esta parábola es un aliento para los que enseñan y predican el evangelio. La semilla es esparcida con gozo y esperanza, el resultado es un milagro del Espíritu de Dios al usarnos en tan loable empresa. No desistamos entonces, que a su tiempo segaremos.