El tesoro escondido
Mateo 13:44 “Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”.

Después de haber explicado el significado de la parábola del trigo y la cizaña a mayor profundidad, nuestro Señor añadió tres parábolas más que sólo fueron escuchadas por el círculo cercano de sus discípulos.

Nuevamente Jesús estableció la semejanza del reino de los cielos, pero ahora lo hizo mencionando un tesoro escondido en el campo, que fue descubierto por un hombre con tal regocijo que vendió todo lo que poseía, para poder comprarlo.

Sin duda alguna, la naturaleza humana adjudica un valor estimado a sus posesiones y a todo aquello que anhela poseer. Entre más alto sea el valor asignado, mayor será el esfuerzo y dedicación para adquirir y conservar el bien. Esta comparación resaltó el valor supremo del reino. Su actitud de regocijo fue una clara señal del alto aprecio que tenía el tesoro, y no dudó ni escatimó nada para obtenerlo. El reino de los cielos supera cualquier bien de este mundo, quien lo encuentra renuncia a todo con tal de entrar y permanecer en él.