Mateo 15:2 “¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan”.

Posterior al retorno del exilio de Babilonia, las autoridades religiosas agregaron cientos de “tradiciones” (parádosis, que significa: tradición, pasar de mano en mano; pasar a otra mano y/o entregar) que también denota tradición, y por consecuencia: las enseñanzas de los rabinos, interpretaciones de la ley, que por ellas quedaban prácticamente invalidadas.

Algunas de estas tradiciones enriquecían el significado de la ley, pero su objetivo era ayudar a comprenderla y no a sustituirla; sin embargo, en la práctica, su observación llegó a considerarse obligatoria.

El Lavarse las manos no se refiere solo a un acto de higiene personal, sino que elude a la purificación ritual. “La pregunta que Le hicieron a Jesús los dirigentes de los judíos ortodoxos fue: «¿Por qué tus discípulos no cumplen con las abluciones que establece nuestra tradición?» Hablaban de las tradiciones de los ancianos. Para los judíos, la Ley tenía dos secciones; la Ley escrita, que estaba en la Sagrada Escritura y la ley oral, que incluía aquellas deducciones como el lavamiento de manos, que los escribas y los expertos habían desarrollado a través de muchas generaciones. Todas estas elaboraciones constituían las tradiciones de los ancianos, y fueron consideradas tan obligatorias, como la Ley escrita.” (Comentario al Nuevo Testamento, Volumen II, Mateo por William Barclay)