Pago del impuesto del templo

Mateo 18:1-5 “En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe”.  

La manera en que Mateo inicia esta conversación discípulos-maestro-discípulos- ubica a los lectores en un período cotidiano de la vida de los apóstoles al lado de su maestro, y puede usarse como una oración de introducción al mensaje que se quiere compartir.

Durante el tiempo que el Señor Jesús estuvo con sus discípulos insistió en variadas formas para que ellos entendieran que las normas del Reino eran diferentes, pero aun así seguían con su mentalidad terrenal, pensando que la autoridad es una posición para estar por encima de los demás, seguían pensando que alguien del grupo podría ocupar un lugar de privilegio, tal vez porque el “círculo íntimo” de Jesús se ve muy activo junto a Él, o bien porque se daban cuenta que Pedro es el que atiende a los cobradores de impuestos, es intrépido y además realiza gestiones administrativas.

Qué lejos estaban de conocer lo que en realidad significa para el integrante del Reino de Dios ser el mayor. En la filosofía terrenal, el mayor es el que recibe la atención de todos, es el que se sienta en los primeros lugares, por eso era apetitoso el puesto, tanto que habían discutido entre sí (Mt 9:33) pero, para el Señor la posición es sinónimo de humildad, es el que es siervo de todos, es el que entiende que tiene que renovar su mente y entender que la verdadera exaltación se ubica en el que mejor sirve.

Los judíos usaban el término niño en dos áreas, la primera para referirse de forma literal a un pequeño de edad y la otra para cuando un maestro tenía discípulos y también les decía hijos o niños, independientemente de la edad y los discípulos del Señor conocían este lenguaje.

Cuando el Señor le dice a sus discípulos que tienen que volverse como niños les está diciendo que para entender los conceptos desde la óptica del Reino tienen que romper sus esquemas adquiridos y empezar de nuevo, para hacerse como un niño. Cuando se quiere lograr un cambio de conducta es necesario aprender de nuevo, pues la mente humana es tan espectacular que no puede desaprender; puede modificar, sí, y es por ello que los creyentes necesitamos volver a aprender, romper paradigmas tanto de conductas como significados en el lenguaje del Reino.

Nota de Carácter ético: Que fácil es perder el rumbo del llamado de Dios a su servicio y esto se nota cuando los siervos de Dios, sus pastores, empiezan a ver los puestos de elección pública como un objetivo determinante en su vida y luchan por ocupar un lugar de liderazgo a costa de muchas cosas, ya que cuando se está en el puesto, juntamente con éste se recibe una autoridad institucional que quien no la sabe manejar, empieza a cometer abusos en aras del bien común; y cuando termina su período, se frustran y pierden su identidad. Bien harían los pastores del señor Jesús saber que con un puesto de liderazgo o sin él, ellos están trabajando en una obra de trascendencia eterna que es precisamente contribuir al alcance de almas para el Reino de Dios.

La humildad es la cualidad indispensable en el perfil de aquel que quiere participar activamente en el trabajo del Señor, significa envilecer, rebajarse y remite a una persona que se ha despojado de arrogancia y auto exaltación. Por naturaleza cualquier persona que se encuentra en una posición de liderazgo o privilegio siempre tiende a perder el verdadero objetivo que es servir a los demás, es por ello que el seguidor de Jesús necesita constantemente luchar en contra del orgullo para lograr ser una persona autentica como lo requiere su Maestro.