Ocasiones de Caer (Mr 9:42-48; Lc 17:1,2)

Mateo 18:6 “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar”.  

La palabra “tropezar” tiene su raíz en el griego skandalídzo, el que provoca escándalo en algún hermano débil en la fe, quien por esta situación puede dejar el camino del evangelio por algún tiempo o de forma definitiva.

Nuevamente el Señor está dando una señal de alerta a todos sus seguidores en cuanto a al peligro constante que se presenta en la vida del creyente de hacer que otros duden o se desanimen de seguir a Cristo por causa nuestra en la comunidad cristiana, ya que la congregación está formada por personas en construcción donde unos van más adelante en su madurez espiritual pero habrá otros que caminan más lento y hay que cuidarles, por eso Pablo dice: “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres.  El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido” (Ro. 14:1-3).

El Señor siempre ha sido claro sobre las consecuencias que traerán a la vida de las personas aquellos actos que no están de acuerdo a los lineamientos establecidos para sus hijos, en esta ocasión no es la diferencia, pues dice claramente que a quien interrumpa el caminar cristiano de una persona, mejor le fuera tener una muerte terrible, por ello dice que se amarre una piedra de molino y se aviente al mar ya que nadie escaparía de morir porque la piedra de molino era grande y pesada.

Para Meditar: Una de las creencias que los judíos tenían respecto a este tema, era que quien enseñara a pecar a otro, cometía un pecado imperdonable, ya que los pecados cometidos por una persona traería consecuencias sobre sí mismo y el los sufriría, sin embargo, si la persona que induce a pecar delante de Dios es más madura, tiene un agravante más fuerte. Que importante es que los discípulos del Señor entiendan que son responsables del cuidado espiritual de los demás.