La pregunta sobre la resurrección, Mt 22:23-33
(Mr 12:18-27; Lc 20:27-40)

Mateo 22:23-33 “Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano. Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano. De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. Y después de todos murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron? Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo:Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Oyendo esto la gente, se admiraba de su doctrina”.

Los saduceos más que secta eran un partido político, compuesto de influyentes judíos y sacerdotes. En lo fundamental no creían en la resurrección, los ángeles y los espíritus. Daban más valor a los libros de Moisés, es decir a la Ley. Su teología tenía implicaciones prácticas: No se sentían obligados al cumplimiento estricto de la ley, su servicio a Dios era “por amor y gratitud” no por buscar el favor de Dios, ni porque estuvieran temerosos de un futuro juicio divino. Es decir, como para ellos el pecado no tenía consecuencias eternas, podían llevar una vida disipada.

Estos se acercaron a Jesús y le trataron el tema de la resurrección, probablemente ya lo habían discutido muchas veces con los fariseos, y la respuestas que obtuvieron de ellos no les resultaron satisfactorias, por ello insistían. Recurren a la autoridad de Moisés para sustentar su argumento, diciendo “Moisés dijo” “Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo… su cuñado se llegará a ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco. (Dt. 25:5). Y le hablan de una trágica historia familiar, en la que siete hermanos mueren teniendo cada uno por esposa a la misma mujer. Y se preguntan de quien será esposa en la resurrección. Es decir, que los saduceos, aunque negaban la resurrección, al pretender entenderla la concebían como una extensión de la vida terrenal.

Nota Doctrinal: La respuesta de Jesús les exhibe como ignorantes de las Escrituras y del poder de Dios. Muchos de los saduceos eran sacerdotes, por tanto, conocedores de la Palabra, ellos estaban obligados no solo a conocerla bien, sino a interpretarla correctamente. Por lo mismo, debían saber que ese texto de Moisés nada tenía que ver con la resurrección, sino con preservar las posesiones en la misma familia. También ignoraban que Dios, así como pudo crear la vida, también podía resucitar, e incluso en una forma superior a la forma anterior, porque les dijo: “serán como los ángeles”, en una realidad donde no habrá más dolor ni enfermedad, la muerte será vencida, y por lo mismo no será necesaria la multiplicación y preservación de la especie, por lo que el matrimonio no será ya necesario. Al respecto Pablo dice: “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual” (1 Co. 15:42-44). Es decir, resucitaremos con un cuerpo que será incorruptible, glorioso y espiritual. Nuestro cuerpo resucitado será completamente diferente, por eso Dios “transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya” (Fil. 3:21). Seremos semejantes a Jesús resucitado, él es la primicia, sin limitantes naturales; espiritual pero no etéreo; con un cuerpo que no es fantasmal, sino un cuerpo humano resucitado, que podía comer y ser palpado.

Jesús les enseña que la Escritura habla de la resurrección, entonces, ¿por qué razón les dice? “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” Dios nunca dijo de los patriarcas, Yo fui Dios de ellos, Él dijo Yo soy su Dios, aun cuando tenían siglos de muertos. De hecho Abraham creyó “que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos” (He. 11:19). El patriarca creía en la resurrección. La Escritura tiene abundantes referencias a eso “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción” (Sal. 16:10) “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”(Dn. 12:2). “Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos” (Is. 26:19).

Nota Doctrinal: Históricamente los saduceos desaparecieron, pero siguen existiendo en las personas que viven sin temor de Dios, que piensan que sus pecados no tendrán efectos en la eternidad, que no enfrentarán el juicio de Dios. Este aspecto es fundamental en nuestra doctrina porque “si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. (1 Co. 15:14,16-17,19). Por esto, nuestra esperanza no está basada sólo en la promesa, sino en el hecho de que Dios se hizo hombre en la persona de Jesús a fin de permitirnos participar de su naturaleza divina, dándonos vida eterna.