¿De quién es hijo el Cristo?, Mt 22:41-46 (Mr 12: 35-37; Lc 20:41-44)

Mateo 22:41-46 “Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más”.

Ahora es Jesús quien los cuestiona, y probablemente lo hace, no para exhibirlos, sino para enseñarles, además, no todos los fariseos eran perversos, hubo uno a quien le dijo “no estas lejos del reino de los cielos”. Llama la atención que la pregunta no va encaminada a discutir algún texto controvertido de la Escritura ni ninguna teología, sino que va dirigida hacia quién es el Mesías. Sin embargo, la respuesta deja entrever la limitada idea que tenían acerca del escogido de Dios.

Les dice “¿Qué opinión tienen del Cristo?” las respuestas podía ser muy amplia y no tener fin, todos hablarían de lo que piensan y creen, por eso los dirige a “¿De quién es hijo?”, esa era una pregunta fácil, desde pequeños sabían la respuesta: ¡Pues de David!, ya que en la Escritura reiteradamente apunta a que el Mesías será hijo de David, pues le había prometido que “cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino” (2 S 7:12-13), El salmo 89:3-4, se refiere a lo mismo, al igual que Amós 9:11, y Miqueas 5:2 afirma que nacerá en Belén. Desde el inicio de ministerio todo apuntaba a Jesús como el Mesías, pero no quisieron verlo.

El diálogo se complica al preguntarles citando “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. (Sal 110.1). Es decir, David llama “mi Señor” a su hijo, cuando lo usual sería lo contrario, que el hijo de David le llamara mi Señor a él. Jesús les dice que el Mesías, es descendencia de David, pero es más excelso que David, es Dios mismo revelándose. Jesús les dice que Él es el Rey esperado, aquí les está declarando que sí es el Mesías.

Nota Doctrinal: Esa pregunta no podía ser respondida por los fariseos, no por falta de conocimiento, sino por su rebeldía, por la dureza de corazón. La única respuesta válida que podía admitirse fue la de Pedro “Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Invariablemente todos tendemos contestar a esa pregunta, ya sea rechazándole o negándolo, o bien aceptándolo y confesando que es el Señor, el Dios Todopoderoso, y que es el guía nuestras vidas, y el centro de todo lo que somos. De esa respuesta dependerá nuestro destino eterno.

Nota de Carácter ético: Los fariseos tenían una verdad preconcebida y nada los haría cambiar, a veces nosotros también caemos en esas actitudes cuando nos olvidamos de Jesús, por sostener nuestros “principios” o nuestra “interpretación”, para erigirnos como los poseedores de la verdad absoluta, y elevamos nuestras ideas como doctrina bíblica que debe ser obedecida, y le damos a nuestro pensamiento humano un valor igual al de Dios, menoscabando con ello la autoridad de la Escritura. Y después nadie se atrevió a preguntarle nada. Todos los enemigos salieron derrotados, fariseos, herodianos, saduceos. A todos contestó con apego a la Palabra.