Mateo 5:10-12 “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.”

Por siglos el hombre de Dios ha padecido persecución por causa de la justicia. Entre los primeros perseguidos podríamos hablar de Pedro y de Juan que estuvieron encarcelados y fueron azotados por hablar de Jesús (Ac 5:40-42). Esteban fue apedreado y muerto por la misma causa (Hch 7:59-60). Jacobo, hermano de Juan, fue muerto a espada por el rey Herodes, quien también echó mano de algunos otros hermanos de la iglesia para matarlos(Ac 12:1-2). El apóstol Pablo fue apedreado, encarcelado y azotado en varias ocasiones (2 Co 11:24-25) y el apóstol Juan fue desterrado en la Isla de Patmos “por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo” (Ap 1:9).

Algo para pensar. La historia continua, y muy a pesar de los grandes logros sociales que hemos experimentado en nuestros días, la persecución por causa del evangelio sigue siendo un hecho en algunas regiones del mundo. Algunos cristianos misioneros siguen en la lucha por la expansión de la palabra de Dios, sin embargo muchos de ellos son perseguidos y maltratados.

Por otra parte, muchos cristianos en el presente también son víctimas de abuso e intimidación. La palabra “vituperar” se puede entender como “desaprobar, criticar o censurar con dureza”. Y aunque el mundo repruebe los valores que practicamos no debemos perder la fe y la esperanza en las palabras de Jesús: “Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos” y Pablo lo dijo también de la siguiente manera : “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gal 6:9).