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Jesús llora ante la tumba de Lázaro, Jn 11: 28-36  

Jn 11:33 "Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió,”

Tomemos en cuenta que en esa época llorar no eran pequeños sollozos o que se derramaba alguna lágrima por la mejilla de los familiares o amigos, no, en la cultura judía se consideraba que cuanto mas incontrolado era el llanto o la emoción, más se honraba al difunto, por lo tanto, los duelos eran acompañados de lamentos y chillidos incontrolables. Es en medio de este ambiente donde se da el encuentro entre María y Jesús.

Este es uno de los cuadros que presenta con más fuerza los atributos del Hijo de hombre, es decir del Cristo encarnado, al decir que se estremeció significa que estaba muy agitado y en este pasaje “se conmovió” se traduce en: poderosamente refrenó su emoción, es decir hizo un gran esfuerzo por retener las lágrimas que salían de sus ojos. Que interesante que Juan marca estos detalles que hacen un contraste con el concepto griego de Dios, que según ellos era sin emociones incapaz de involucrarse con los humanos, a diferencia de esto, se nos presenta a un Jesús que es capaz de sentir compasión, indignación y tristeza e incluso, dice el pasaje que se turbó.