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Jesús es ungido en Betania, Jn. 12:1-8 (Mt 26:6.13; Mr 14;3-9)  

Jn 12:4-6 "Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar. ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella”

En todas las listas de los apóstoles escogidos por el Señor siempre aparecía Judas al final (Lc 6:16; Mr 3:19; Mt 10:4). Mateo y Marcos agregaban “el que le entregó”, Lucas dijo: “que llegó a ser el traidor”. Juan fue quien dio más detalles acerca de Judas. Dijo que Jesús sabía quién le iba a traicionar (Jn 6:64-71). También Juan dijo que era el que tenía la bolsa del tesoro de los doce, y además que sustraía de ella para su propio beneficio y que de dicha “bolsa” no solo se hacían los gastos ordinarios sino que se daban ayudas en algunos casos a los necesitados (12:6; 13:29). Judas, el traidor, manifiestó su motivación: sacar provecho del ministerio, con una supuesta bandera de caridad.

(La omnisciencia de Dios conoce el final desde el principio; pero su voluntad soberana respeta en última instancia la decisión del hombre que en su libre albedrío, como lo menciona Lucas en su evangelio sobre Judas, “llegó a ser”. Es decir, a fuerza de perseverar en su desvío, Judas tomó por decisión propia, el camino de la traición.)