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JUAN CAPÍTULO 17  

La oración intercesora, Jn 17:1-26.

Jn 17:1a “Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre… ".

En este capítulo encontramos la oración de Jesús por sus discípulos. Algunos le han llamado “Oración Sacerdotal”; otros, “La Oración de Consagración”, y otros “La Oración de los Siglos”.

No hay seguridad en cuanto al lugar exacto donde Jesús la pronunció. Quizá haya sido entre el aposento alto y el arroyo de Cedrón (Jn 14:31; 18:1). Es la oración más larga de Cristo, con su propio valor distintivo e indiscutible. No hay por qué compararla con la oración de Mateo 6:9-13, pues ésta sirve de modelo cuando nos ejercitamos diariamente en la vida espiritual. La oración intercesora es un testimonio a los discípulos, una revelación de la mente de Cristo y el clímax de la enseñanza del Maestro.

Jesús había terminado de impartir otro “paquete” de enseñanzas a sus discípulos, enseñanzas necesarias cuando había llegado la hora de partir de este mundo. Todo lo dicho antes en los capítulos 14 al 16 termina con la frase: “Yo he vencido al mundo” (16:33). Todo lo expresado hasta aquí es el último discurso de Jesús a sus discípulos y no hay mejor forma de cerrarlo que mostrándoles una vez más el camino por el cual ellos pueden llegar a comprender mejor todo lo que les ha dicho: ir al Padre en oración. El contexto del momento permite aceptar la idea generalizada de que Jesús hizo estas peticiones al Padre, muy cerca de sus discípulos, de tal forma que ellos pudieran oír su oración, para que quedara grabada en sus mentes y corazones. Su vida de intimidad con el Padre es uno de los permanentes ejemplos para los seguidores de Cristo. La oración era una disciplina diaria para Él, y antes de enfrentar una crisis o prueba recurría a ella (Mt 11:25-27; Mr 1:35; Lc 5.16; Jn 11:14).

Se nota la profunda comunión que mantenía con Dios: “Levantando los ojos al cielo dijo: Padre”. Rara vez el apóstol, describe los gestos y miradas del Señor, pero en esta ocasión no pueden ser pasados por alto, pues reflejan la insondable relación entre el Hijo y el Padre.

La oración puede ser dividida en tres partes importantes: 1. La oración por sí mismo (1-8). 2. La oración por sus discípulos (9-19), y 3. La oración por sus futuros discípulos (20-26).