La conversación privada entre Pilato y Jesús había llegado a su clímax. Aquí tenemos la sexta pregunta de Pilato de la cual no espero la respuesta: ¿Qué es la verdad? Se encontraba el gobernador frente a la única persona que podía haber dado una respuesta genuinamente satisfactoria. ¡Qué irónico haber hecho esa pregunta crucial para luego marcharse!
El gobernador sale a las turbas y declara la inocencia de Jesús: “No hallo en él ningún delito” Desde el punto de vista legal no había en Jesús ningún quebrantamiento que juzgar. Sabía que era inocente.