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Testimonio de Juan el Bautista, Jn 1:19-34 (Mt 3:11,12; Mr 1:7,8; Lc 15-17)
El Cordero de Dios (Jn 1:29-34)
 

Jn 1:29-31 “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. 31 Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua” 

La frase “el siguiente día” sugiere mucha actividad en el ministerio de Juan el Bautista; se le encontraba bautizando con frecuencia, y luego de haber tenido un día lleno de discusiones sobre su autoridad, Juan el Bautista regresó al Jordán para continuar con su ministerio de predicación y bautismos; no obstante, este día ocurrió algo maravilloso. Jesús se presentó ante Juan para ser bautizado, lo cual era una señal para él sobre la persona de quien él mismo había descrito.

Juan señaló a Jesús como “El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Cabe recordar que en el Antiguo Testamento, los judíos solían sacrificar corderos para la expiación de sus pecados (Ex 12:21). Así que, al referirse a Jesús como “Cordero”, debió captar la atención de todos, especialmente cuando dijo que él, quitaría los pecados del mundo. Es probable que Juan el Bautista hubiera conocido a Jesús con anterioridad, puesto que María, la madre de Jesús, era parienta de Elizabeth. Pero no fue, sino hasta este día, en que Juan lo reconoció como el “Cordero de Dios”.

Para Meditar: Juan el Bautista no solo reconoció a Jesús como un “Cordero”, haciendo referencia a los corderos que normalmente sacrificaban para la expiación, sino como “el” cordero que venía de parte de Dios, lo cual lo hace único. Por otra parte, Juan declaró que este cordero quitaría “los pecados del mundo”; es decir, no solo los del pueblo de Israel, sino también a toda la humanidad, tal y como lo declara la escritura en el Antiguo Testamento (Is 52:13;53:12). Por otra parte, Juan dio testimonio de la obra expiatoria de Jesús. Se han dado tres opiniones respecto al trasfondo de la afirmación de Juan acerca de Jesús como el Cordero. Pudo ser que el Bautista pensara en el cordero pascual, como se ha mencionado antes (Éxodo 12:1-28), o en los corderos de los holocaustos de la mañana y la tarde (Números 28:4), o también en el Siervo de Jehová profetizado por Isaías que como un cordero muere por los pecados del pueblo (53:6, 7).

Los que escucharon la afirmación de Juan seguramente estaban familiarizados con todos estos elementos y todos ellos, como tipos o sombras, tuvieron su cumplimento en la obra de Cristo (Juan 19:36; Hechos 8:32-35; 1 Corintios 5:7; 1 Pedro 1:19). Jesús es la provisión de Dios para redimir a la humanidad perdida. Cristo es el Cordero que voluntariamente y con mansedumbre se ofrece para expiar con su muerte el pecado, no sólo de los judíos, sino del mundo entero.