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El Verbo hecho carne (Jn 1:1-18)
Jn 1:6-8 “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. 7Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 8No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz”
En estos versículos encontramos la primera mención de Juan el Bautista. El autor no ofreció detalles sobre su origen, sólo se enfocó en su ministerio y su relación con el del Maestro.
Juan el Bautista fue un profeta enviado por Dios. Él fue el precursor del Mesías. Su ministerio fue testificar acerca del salvador prometido y hacer que la gente viera a Jesús como la luz verdadera y creyera en El. El autor dejó en claro que Juan el Bautista no era la luz; Juan el Bautista sólo fue el escogido precursor, un heraldo del Señor y de él se dijo que era “una antorcha” (Jn 5:35) y aunque muchos habían confundido a la persona del Bautista, él mismo dejó en claro cuál fue su papel como profeta (Mt 3:11; Jn 3:28-30).
Para Meditar: Esta forma en que el autor puso en su correcta dimensión el ministerio de Juan el Bautista, debe ser una lección para nosotros. Nunca debemos olvidar que únicamente nosotros somos heraldos de Jesús. Nuestra aspiración siempre debe ser que él sea conocido y que la gente ponga su mirada en él. Nosotros solamente somos portadores de la verdadera luz que es Cristo. .
La palabra “Testimonio” que utilizó Juan en estos versículos aparece por lo menos 14 veces en este evangelio y hace referencia a las afirmaciones que se hacen acerca de Jesús como Salvador, como Dios y como enviado del Padre (Jn 1:34; 5:36; 10:25; 21:24). Los testigos que aparecen en Juan son el Padre (5:37), el Espíritu (15:26), las obras del Señor (5:36), las Escrituras (5:39), hombres como el Juan el Bautista y los discípulos (1:7; 15:27). Por último, la finalidad del testimonio la podemos encontrar en las siguientes palabras: “que todos creyesen por él”; es decir, que todos aceptaran que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías enviado del Padre y confíen en él para salvación.
