Selecciona otro comentario:



Jesús se aparece a los discípulos, Jn 20:19-23.

Jn 20:19-20 “Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor".

Juan enfatiza el primer día de la semana, ¿quizá porque ya desde entonces era claro que la reunión de la iglesia en el primer día, era para celebrar la resurrección de Jesús? Y, aunque en el horario de los judíos la noche ya no pertenece al primer día, el horario romano sí lo incluye, y ese es el que sigue Juan (ver la Nota al texto de Juan 19:14).

Es interesante notar que en otros evangelios, cuando las mujeres llevaron el anuncio de la resurrección, los discípulos tuvieron sus dudas (Lc 24:11), pero, cuando Juan y Pedro la anunciaron, hubo más confianza en los discípulos para reunirse. Se debe, sin duda, a que en la cultura del medio oriente el testimonio de la mujer no tenía el valor de la de un hombre. Con cuánta mayor razón es significativo que Jesús, aun sabiendo eso, las haya enviado a ellas para dar las buenas nuevas (Mt 28:8-10).

Jesús entró a la habitación donde estaban todos aun cuando el lugar se encontraba completamente cerrado. (Es decir, las puertas habían sido aseguradas por temor a los judíos) La sorpresa fue mayúscula para los discípulos, pero era parte del propósito de su Maestro para darles una serie de pruebas, que grabara en sus mentes y corazones la certeza de su resurrección.

Si la aparición repentina pareciera inverosímil, la escena de los discípulos escondidos, por miedo a los judíos, era todavía más increíble. ¿No oyeron el mensaje de los ángeles?, ¿No vieron dos de ellos la tumba vacía?, ¿No oyeron a las mujeres dar su testimonio?, ¿Por qué entonces el miedo? Parece ser que el argumento de los principales sacerdotes y fariseos, ante Pilato, de que ellos intentarían robar el cuerpo (Mt 27:62-66; 28:11-15) entró en sus mentes y les nubló el pensamiento, pues ahora dudaban de lo que habían visto y oído.

Esa duda los llevó a concluir que cabía la posibilidad de que los judíos los acusaran de robar el cuerpo de Jesús y que la guardia del templo o, peor aún, los soldados romanos, vinieran a buscarlos para apresarlos y darles el mismo fin que a su maestro.

Así, la aparición de Jesús ante ellos ese mismo día fue para confirmarles su resurrección y animarles; de ahí que el saludo de Jesús haya sido: Paz a vosotros. No se lee en ningún otro momento del evangelio este saludo de parte de Jesús, pero claro, lo usó en ese momento porque era exactamente lo que ellos necesitaban: Paz.

Para Meditar: Cuando Jesús llega, la paz siempre viene con él. El creyente debe procurar vivir en su presencia y que ésta se haga manifiesta en todo lo que suceda, incluso cuando ocurren pequeños detalles en la familia o en la congregación, que perturban el espíritu. Estando Él, seguramente su paz sobrepasará toda contrariedad.

Y había una cosa más que necesitaban: confirmación. Es por eso que acto seguido Jesús les mostró sus heridas. Ahí estaban sus manos horadadas por los clavos, estaba también su costado traspasado; es Él, no cabe duda, está vivo y nada produce más gozo en el ser humano que recuperar aquello que se consideraba perdido, por eso la reacción natural de los discípulos fue de regocijo.