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El que viene de arriba, 3:31-36.

Jn 3:36 “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" 

Aparece una vez más el contraste y las consecuencias de creer y no creer en el enviado de Dios. Quien cree tiene vida eterna. El que no cree acarrea para sí juicio. Quien cree acepta al Padre. Si rechaza al Hijo, rechaza también al Padre, y la consecuencia será la condenación. Si se cree en el Hijo, se tiene entrada en el reino de Dios, si se rehúsa “la ira de Dios está sobre él”. Es una frase muy drástica y fuerte, pero verdadera. La fe lleva acción, y ésta es el obedecer al Hijo. Quien dice “ yo creo” debe obedecer. Por eso, los incrédulos solo pueden disfrutar de las misericordias de Dios (Mt 5:45). Una ratificación directa de Jesús la cita Juan 5:24: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”