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JUAN CAPÍTULO 4 Jesús y la mujer samaritana, Jn 4:1-5  

Jn 4:1-3 “Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea" 

Juan, el evangelista, nos presenta a Jesús como un hombre activo y prudente. La pequeña controversia sobre la purificación entre los judíos y los discípulos de Juan el Bautista (3:25,26) la cual saco a luz el sentimiento de competencia en los discípulos de Juan, hizo alejarse a Jesús de la región de Judea. No era su intención hacer polémica por algo sin relevancia. ¿Quién tiene más adeptos? ¿Quién goza de más popularidad?

Juan hace mención al grupo religioso más popular y con mucha influencia entre el pueblo: los fariseos. Éstos, observan como la fama de Cristo está creciendo. Eran un grupo hostil al Señor. Aunque no se mencionan los escribas y saduceos, ellos también entraban en estos grupos de oposición a las obras de nuestro Señor. La fama de Jesús va en aumento, pero sobre una base mal documentada: “bautizaba más discípulos que Juan”. Es por ello que el evangelista, hace la aclaración: “Jesús no bautizaba, sino sus discípulos”. Ante esto, prudentemente, Jesús decide regresar a la región de Galilea.

Para Meditar: El carácter de Cristo es un modelo de vida para nosotros sus discípulos. Aunque lo que se hablaba de él eran falsos testimonios, no enfrentó a sus opositores, actuó con prudencia. Sus actos fueron controlados por el poder del Espíritu Santo para dejarnos ejemplo. Cautela, mesura, moderación y templanza son algunos sinónimos para la prudencia. Un valor que todo discípulo de Cristo debe practicar. Ser prudente produce buenos resultados (Pr. 12:23; 14:18; 14:15).