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El paralítico de Betesda 5:1-27  

Jn 5:10-16 “Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho. El les respondió: el que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar. Después lo halló Jesús en el templo y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más para que no te venga alguna cosa peor. El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado. Y por esa cusa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle porque hacía estas cosas en el día de reposo" 

El “lecho” era una especie de camilla flexible y podía ser llevada con facilidad. Mientras que Dios había dado su ley como una serie de principios generales para la armonía entre él y su pueblo y entre el mismo pueblo, los judíos habían hecho de ella, una serie de normas y reglas imposibles de cumplir. En lugar de ser algo grato se volvió una carga para el pueblo. Tal era la situación, que definieron lo que era “trabajo” y lo clasificaron en 39 formas, según se lee en la Mishnah. Una de ellas era “cargar un bulto”. Algunos comentaristas dicen que, para unos rabinos en el tiempo de Jesús, usar dientes postizos era pecado.

El hombre sanado no sabía que Jesús había hecho el milagro en su vida. Cuando le preguntaron: ¿quién te sano?, no pudo responder con exactitud, pero testificó del milagro: “el que me sanó”.

En el templo encontró Jesús al paralítico, y le dijo: “Ahora que estás sano, no vuelvas a pecar, porque te puede pasar algo peor” (Jn. 5:14 TLA). De esta declaración podemos anotar tres cosas: 1) El milagro estaba hecho: ya estás sano; 2) Su pecado había sido perdonado: no vuelvas a pecar y; 3) El pecado acarrea graves consecuencias: te puede pasar algo peor.

“Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle; porque hacía estas cosas en el día de reposo”. El tiempo de los verbos indica que era una práctica continúa, tanto de parte de los judíos hacía Jesús, como del mismo Señor en realizar milagros en sábado.