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Jesús, el pan de vida, Jn 6:25-59  

Jn 6:30-34 “Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo Le dijeron: Señor, danos siempre este pan"

Acostumbrados a las señales que Moisés hizo en el desierto con sus padres, mismas que eran contadas y trasmitidas de generación en generación, y como si Jesús no hubiese mostrado señal alguna, le increpan sin una pisca de vergüenza: “¿Qué señal, pues, haces tú…? ¿Qué obra haces?”. Es increíble pedirle al Maestro que haga una obra más “para que veamos, y te creamos”, cuando lo único que hizo fue mostrarles su poder, siempre en el momento y lugar precisos. Apelan los judíos a Moisés como el más grande y a quien Jesús debía superar con una señal del cielo más poderosa que la de Moisés al alimentar a sus padres con “el maná en el desierto”; y como si este razonamiento no fuese tan limitado, se atreven a citar las escrituras: “como está escrito: Pan del cielo les dio a comer”. Jesús no se inmuta por dicho cuestionamiento, pero sí expresa su desacuerdo por la manera cómo ellos se refieren al pan del cielo, de modo que, sin tapujos, Cristo les dice la verdad detrás de la frase pan del cielo.

Aunque Moisés fue usado poderosamente por Dios, dándoles el maná en el desierto, no era este pan liviano (Nm. 21:5), el verdadero pan del cielo; el maná en el desierto, solo era tipo y figura del verdadero pan: el Mesías. Es Dios quien “da el verdadero pan del cielo”. Es en Cristo, el Mesías, en quien Dios da el verdadero pan del cielo “Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo”. Este pan es eterno, suficiente para toda la humanidad, totalmente imperecedero. Jesús les hablaba de la salvación por gracia.