Estas palabras de Cristo nos dejan en claro la brevedad de su estancia con la humanidad, en su propia humanidad. Después de anunciar su procedencia y la de su doctrina en versículos anteriores, aludiendo al Padre como Aquel del cual procedía, ahora les dice a sus interlocutores que pronto regresará a Él.
Su encarnación fue tan breve, sin embargo tan poderosa, que ante su ineludible brevedad, se encarga de impactar y dejar huella en quienes le rodean. A ello apela Jesús en este versículo, a la brevedad de su vida.