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Los fariseos interrogan al ciego sanado, Jn 9:13- 34  

Jn 9:13-17 “Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos. Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. El les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo.  Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos. Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta."

Evidentemente Juan quiso que los lectores vieran a Jesús como la Luz del mundo, y esto inevitablemente dio lugar a juicio sobre aquellos con mente natural. Los vecinos llevaron al hombre sanado ante los fariseos por hostilidad hacia Jesús. Este grupo de fariseos no representaba al Sanedrín, sino a un grupo informal con aparente autoridad (v. 34) quienes probablemente fueron miembros del tribunal que presidia la sinagoga o algún tribunal menor al Sanedrín.

Juan agregó que era el día sábado (v. 14). Jesús había hecho otra vez algo que estaba a punto de causar controversia: había realizado un trabajo en “el día de reposo”. Tal acción se convirtió en la base de la discusión que siguió. Los fariseos habían considerado el actuar de Jesús como una obra inapropiada que violaba las ordenanzas de ese día (Jn 5:9,16; 7:21-24): sanó con una oración, hizo arcilla, y ungió los ojos de aquel hombre; esto fue considerado un trabajo.

Nota histórica: Un tratado rabínico señalaba que la acción del uso de arcilla en sábado era una obra servil. Por otra parte, un precepto rabínico enseñaba la prohibición de aplicar saliva en los ojos ese día. Así que, la gravedad de la ofensa era en contra de las prescripciones rabínicas del Talmud, y eso fue lo que conmocionó a las autoridades farisaicas.

Cuando los fariseos le preguntaron al hombre sobre su sanidad, él explicó sobre el método que Jesús había usado. La investigación de los fariseos fue oficial y dirigida al principal testigo. La sutileza de la acción farisaica fue evidente, pues en la superficie el hombre estaba siendo juzgado, pero a través de él, Jesús estaba siendo juzgado también.

En aquel momento, Jesús produjo una división entre los presentes. Algunos de ellos no aceptaron que Jesús procedía de Dios, mientras que otros aseguraron que él no podía ser un pecador debido a la evidencia de la sanidad. La conclusión del segundo grupo fue verdadera, mientras que la del primer grupo era falsa. Sin embargo, por lo menos algunos de los fariseos consideraron la posibilidad de que Jesús había venido de Dios (Jn 3:2), y eso ocasionó una hendidura pronunciada y permanente.

Finalmente, el hombre sanado concluyó que fue un profeta similar a otros del Antiguo Testamento que trabajaban milagrosamente, quien lo había sanado (2 R 2:19-22; 4:18-44; 5:1-14). Esto fue un avance sobre su anterior descripción acerca del Señor, o como simplemente lo había llamado antes: “el hombre llamado Jesús” (v. 11), y esto indica que su fe estaba creciendo.

Para meditar: Es importante que cada creyente y discípulo de Jesús se abstenga del legalismo, que insiste en mantener la aplicación estricta de la ley antes que el amor. El legalismo asume la determinación de hacer a un lado al hombre y apegarse a lo establecido en la letra. Jesús fue enfático: “el día de reposo se hizo para el hombre, y no el hombre para el día de reposo” (Mr 2:27). Jesús realizó siete milagros en el día de reposo (Mt 12:9; Mr 1:21,29; Lc.13:14; 14:1; Jn 5:10; 9:1), y en cinco ocasiones fue acusado de violar la ley del sábado. Para el Señor es de mayor relevancia ayudar, restaurar y sanar el corazón de los hombres, que condenar y juzgar apegado a la ley. Es importante entender el espíritu de la Escritura.