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Jesús sana a un ciego de nacimiento, Jn 9:1-12  

Jn 9:6-7 “Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo"

Nota histórica: En Persia, las mujeres tomaban a los bebés, y con su dedo humedecido con saliva, frotaban la frente y los labios para alejar el mal de ojo. Tácito relató cómo una persona de Alejandría importunó a Vespasiano por un remedio para su ceguera, y le rogó que rociara sus mejillas y las pupilas de sus ojos con su saliva. Plinio incitaba a creer que el ungir los ojos continuamente cada mañana con saliva y en ayunas evita las inflamaciones. El uso de la arcilla en los ojos también fue común en ese tiempo.

Jesús no estableció ninguna regla en cuanto al uso de la saliva y la arcilla en la curación del ciego. Posiblemente el Señor escupió en el suelo para que el ciego oyera lo que estaba haciendo, y al ocuparse de estas ayudas sensoriales la fe de aquel hombre se fortalecía. Pero, cualesquiera que hayan sido los medios que Jesús uso, la sanidad no estuvo en la saliva ni el lodo, sino en Jesús (Mr 7:33; 8:23). Es muy posible que Jesús haya usado diferentes métodos de sanidad a lo largo de su ministerio para que no se pudiera establecer ninguna regla.

Jesús pidió al ciego ir al estanque de Siloé en el sudeste de Jerusalén. Este tanque de reserva era alimentado por un rio subterráneo (Is 8:6), era el último rincón de Jerusalén en el Valle de Cedrón, y era el más pequeño de los estanques de Jerusalén, pues media dieciséis metros de largo por cinco y medio de ancho y seis de profundidad. La obediencia de aquel ciego evidenció su fe: salió de la piscina viendo.

¿Por qué Juan explicó el significado del nombre de la piscina? Porque el nombre del estanque es aplicable al hombre, pero también a Jesús: Siloé (que traducido es, enviado). La enseñanza es, que el Padre envió a su Hijo y el Hijo ahora envía al hombre para cumplir su voluntad. Esta es una interpretación mesiánica para los judíos.

Por otro lado, el agua de esta piscina se usaba para verterla sobre el altar durante la fiesta de los Tabernáculos que estaba asociado con los pozos de la salvación (Is 12:3). Todo el escenario señalaba al Mesías y su misión (Is 61:1-3): Jesús es la Luz del mundo y fue enviado de Dios para abrir los ojos a los ciegos, y también ofrecer el agua curativa de vida.

Para meditar: Como no amar a un Dios que es misericordioso, que tiene compasión de los que están en desventaja y hace lo que sea con el fin intervenir para que las vidas cambien. En este milagro de sanidad, Jesús pasó por encima de la tradición judía. Jesús obró un milagro en día de reposo, su nombre fue glorificado y una gran lección, nos dio a toda la humanidad.