Ya que los demonios son espíritus y no poseen cuerdas vocales, el muchacho poseído por éste, era mudo. Mateo (12:22) añade que además de mudo, era ciego. La curación fue integral y la gente se asombró, quedó atónita, pues muchos conocían al muchacho y fue algo notorio.
Nota doctrinal: El texto nos enseña que la posesión demoníaca puede producir enfermedades en el cuerpo de las personas. Esta clase de liberación entra en el rango de la sanidad divina y continúa sucediendo en el presente tiempo. Las fuerzas del mal jamás han ofrecido una tregua a los hombres, aunque existan algunas doctrinas llamadas cesacionistas que afirman que esto sucedió en el tiempo de Jesús. El Señor nos dijo: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;” (Mr 16:17).