El sexto “¡ay!” se debió a que entre su gran legajo de costumbres y sobre interpretaciones, los abogados de la ley, habían ya hecho nebulosa la verdadera Ley, no se podía estudiar el texto sagrado sin la aprobación de ellos. Jesús les aclara que en realidad ni ellos mismos, habían podido entrar a la ciencia de Dios. Eran ciegos, y guías de ciegos, y los que lograban conocer más del Señor en la Escritura eran impedidos en ese camino por estos supuestos sabios. “Habéis quitado la llave de la ciencia” esto quiere decir: “quitaron el conocimiento verdadero de la palabra de Dios, que lleva a la vida eterna”. La Biblia es libro abierto a todos los hombres para que todos alcancen la salvación eterna. ¡Qué golpe mortal para el ego de estos religiosos! Se suponía que eran la cúpula del conocimiento, pero resulta que eran ignorantes de la ciencia y un cerrojo para los que querían incursionar en ella, ¡el Señor sí que los puso en su lugar!