El afán y la ansiedad, Lc 12:22-32 (Mt 6:25-34)  

Lc 12:27-28 “Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos”. 28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?".

De nuevo, un ejemplo ilumina el panorama. Dios le ha dado a las flores sus bellos colores, pero ni un rey majestuoso, poderoso y rico como Salomón (1 R 10:4-7), con toda su gloria pudo igualar la sobriedad y hermosura de un lirio, la florecilla no hizo más que ser flor, y el Señor le dio su ropaje. Las flores del campo para el hombre no valen pero son majestuosas para Dios que las creó.

Para meditar: Nosotros valemos muchísimo más, el Todopoderoso a quien servimos nos mantendrá vivos por sus promesas. En este capítulo 12, Jesús ilustra con pajarillos, número de cabellos, cuervos que no siembran, lirios que no hilan y hierba hermosa del campo, cuánto cuida los detalles para bendecirnos. ¡cuán grande es la misericordia de Dios, para con sus hijos! De una forma tan sencilla muestra el valor que le da a cada uno de sus hijos.